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¿Alguna vez te has quedado atrapado en el “¿y si…?” o el “ojalá lo hubiera hecho diferente”? Es normal. Todos en algún momento miramos hacia atrás y cuestionamos nuestras decisiones. Pero hoy quiero invitarte a mirar tu pasado con otros ojos.
Cada decisión que tomaste fue la mejor que podías tomar
Sí, lo repito con intención: cada decisión que tomaste en tu vida fue la mejor que pudiste tomar en ese momento. Con la información que tenías, con las emociones que sentías, con las circunstancias que vivías… actuaste desde el nivel de conciencia que poseías.
Esto no es una excusa, es una verdad compasiva. No eras la misma persona que eres hoy. No sabías lo que sabes ahora. Y eso está bien.
La culpa solo retrasa tu crecimiento
Muchos se castigan mentalmente por decisiones del pasado: una relación, una oportunidad perdida, un camino no tomado… Pero ese castigo interno no cambia nada. Solo crea un peso innecesario que te impide avanzar.
Lo que sí cambia tu vida es la comprensión y la aceptación. Cuando entiendes que actuaste desde tu nivel de conciencia de aquel entonces, liberas espacio para crecer desde tu versión actual.
Tus errores también fueron maestros
Incluso aquellas experiencias que consideras errores fueron necesarias. Te enseñaron. Te fortalecieron. Moldearon la sabiduría y la claridad que ahora posees para tomar mejores decisiones hoy.
Nada fue en vano. Todo te ha traído hasta aquí.
Honra tu camino. Crea tu mejor versión
Hoy estás en un nuevo punto de partida. Tienes más experiencia, más conocimiento, más conciencia. Y con todo eso, ahora puedes elegir diferente.
Tu mejor versión no está en el pasado ni en el futuro lejano. Está esperándote aquí y ahora.
No necesitas seguir cargando con culpas. Honra el camino que has recorrido y ábrete al camino que quieres construir. El poder de transformar tu vida está en tus manos… y comienza con una mirada compasiva hacia ti mismo.
¿Cómo comenzar a sanar?
Aquí te dejo tres pasos prácticos que comparto con mis clientes de coaching:
- Reconoce: Haz consciente que hiciste lo mejor que pudiste con lo que sabías.
- Perdona: No desde el juicio, sino desde la comprensión. Perdónate de corazón.
- Actúa: Usa tu sabiduría actual para tomar decisiones alineadas con tu propósito.
Recuerda: cada día es una nueva oportunidad para acercarte a tu mejor versión. Y si estás leyendo esto, es porque ya estás en camino.
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